En las primeras horas de la tarde del 4 de Mayo de 1982, el comandante en jefe de la Royal Navy, almirante John David Elliott Fieldhouse convocó a su staff para una reunión de emergencia en Northwood, comando central de las fuerzas británicas. Minutos antes se había confirmado el ataque al destructor HMS Sheffield con un misil aire-mar Exocet lanzado por la Aviación Naval Argentina. En la reunión se revisó el informe proporcionado por Francia, donde se mencionaba que cinco misiles AM-39 Exocet habían sido entregados a Argentina junto con cinco aeronaves Super Etendard, pero se aclaraba que los misiles no estaban en condiciones de ser lanzados ya que aún no habían sido facilitados los códigos necesarios para iniciar la secuencia de disparo. Evidentemente el informe era incorrecto.
Minutos después al conocerse más detalles de la incursión argentina, las caras del staff naval británico se empalidecieron. El trackeo de los aviones argentinos indicaban que éstos se dirigían directamente hacia el portaaviones HMS Invencible, el cual se encontraba a escasas millas del sitio del ataque junto con el otro portaaviones, el HMS Hermes, que estaba un poco más al Sur del Invencible. Un ligero cambio de curso de los aviones argentinos los llevó a enfrentar al Sheffield y eso evitó que los misiles pusieran en peligro a los portaaviones británicos. Un nuevo informe proveniente de la flota confirma la identificación electrónica del misil Exocet: “Radar operando en frecuencia de 9,7 GHz, con pulso de repetición de frecuencia 5051, inicialmente con barrido de búsqueda contínua (steady scan) y luego barrido fijo (enganchado sobre el blanco).”
Nuevos informes mencionan que el incendio en el Sheffield está fuera de control. Alguien menciona: un misil, un destructor. Argentina aún dispone de tres misiles y el daño que puede causar a la flota puede ser considerable. Dentro de las previsiones algunos destructores o fragatas pueden perderse sin reducir las chances de recuperar las islas, pero perder un portaaviones o tener a los dos dañados ó inoperativos significaría tener que renunciar a toda la operación y poner en riesgo nada más y nada menos que dos tercios de la capacidad aeronaval británica, para entonces considerada como la tercer potencia naval. El riesgo era enorme y había que adoptar medidas urgentes para eliminar la amenaza Exocet. Cada miembro del staff fue convocando distintos grupos de trabajo, no sólo limitados a personal de la marina británica sino también de la real fuerza aérea (RAF) e incluso varios especialistas en guerra aérea, aeronaval y electrónica de la OTAN. En el caso de la Royal Navy fueron convocados de urgencia varios armeros con experiencia en misiles guiados y se solicitó al comando de la flota el envío urgente de toda la “información electrónica” que se tenía del ataque.
Francia y los hermanos Mitterrand
Esa misma tarde y por intermedio del Foreing Office, la primera ministra Margaret Thacher le solicitó a su par francés, François Mitterrand toda la información referida al equipamiento militar vendido a Argentina en los últimos años, en particular sobre los aviones Super Etendard y los misiles Exocet, siendo los pedidos coordinados entre los ministros de defensa de ambos países. El mayor requerimiento recayó sobre el fabricante de los misiles Exocet, Aeroespatiale, empresa que para entonces estaba presidida por Jacques Mitterrand, hermano del primer ministro francés. En plena madrugada del 5 de Mayo, un Falcon 20 civil voló hacia Londres llevando docenas de carpetas con la información requerida por el Reino Unido, incluyendo documentación reservada sobre los misiles Exocet, los misiles antiaéreos Roland, información técnica sobre los radares Agave y los Super Etendard. A media mañana y gracias a la gestión de Jacques Mitterrand, sería enviado al Reino Unido toda la sección electrónica de un misil AM-39 Exocet, sección que incluía el radar de búsqueda, el sistema de navegación y la computadora.
Simultáneamente Jacques Mitterrand convocó al cuerpo de abogados de Aerospatiale para evitar que el resto de los misiles Exocet fueran entregados a Argentina, ya que el contrato inicial preveía la entrega en un plazo determinado, el cual obviamente y por voluntad de Mitterrand no se cumpliría, debiendo aducir una excusa política que iba en contra de las cláusulas contractuales que se había firmado dos años atrás con Argentina. Así ni los Super Etendard ni los misiles restantes serían entregados hasta que se levantara el embargo, el cual estaba políticamente consensuado con el Reino Unido.
Como distintos informes de inteligencia habían reportado sobre la presencia de aeronaves de transporte (Boeing 707) de la Fuerza Aérea Argentina en Israel como en Libia, se solicitó al fabricante francés el listado completo de todos los países que habían adquirido el misil, las cantidades solicitadas y las pendientes de entrega. El temor a que Argentina accediera a más misiles llevó a que el servicio de inteligencia británico (CI5) tomara el asunto con alta prioridad y tratara de bloquear cualquier intento de Argentina de conseguir más misiles. Jacques Mitterrand confirmó un pedido por parte de Perú, país que apoyaba a Argentina, y se ordenó demorar la entrega el mayor tiempo posible. Aunque el gobierno de Perú ya había depositado 200 millones de dólares en la cuenta de Aerospatiale en el Banco Ambrosiano de Lima, por la compra de 20 misiles Exocet, además de aviónica y sistemas de reabastecimiento para sus Mirage M.5, la empresa francesa dijo desconocer tal depósito y que en realidad otra garantía ofrecida por Perú era insuficiente. Con ésta acción, Francia demoraba la entrega de los misiles a Perú por más de 25/30 días, un tiempo más que valioso para el Reino Unido.
La jugada de Mitterrand llevaría a que Argentina y Perú organizaran la llamada operación “Sky-blue and white” por la cual personal peruano de la embajada en Estados Unidos intentaría adquirir 12 misiles en el mercado negro para lo cual el gobierno Argentino le había proporcionado 9.6 millones de dólares como anticipo. Francia como el CI5 montaron una contraoperación. Los representantes peruanos viajaron a Francia y allí tomaron contacto con los vendedores que en realidad no eran tales. Aún así les mostraron los doce misiles y se acordó su venta y traslado inmediato. Sin embargo el traslado se demoró y cuando volvieron a contactarse con los supuestos vendedores, éstos solicitaron el depósito por los 2,4 millones de dólares restantes para proceder a la entrega. Eso originó un nuevo retraso y cuando se realizó finalmente el depósito, al conflicto sólo le quedaban algunas horas. Según distintas fuentes, los misiles nunca iban a ser entregados y poco tiempo después, el dinero de la operación fue devuelto a Argentina.
Hacia fines de 1982, Francia decide entregar los Super Etendard y los misiles Exocet restantes a Argentina. Inéditamente llamó la atención la no oposición británica a ello, y aunque éste hecho fue visto como una acción unilateral de Francia, en realidad no lo fue. Según un informe para la Royal Navy el misil AM-39 Exocet “ya no era una amenaza”.
Los británicos y el Exocet
El 5 de Mayo y habiendo transcurrido menos de 24 horas del ataque, técnicos e ingenieros habían decidido que el mejor modo de contrarrestar el misil era interfiriéndolo. El Exocet cuenta con dos fases desde su lanzamiento. En la primera el misil se guía por su propio sistema de navegación que lo lleva desde el punto de lanzamiento hasta una posición determinada. No realiza mediciones externas, por lo cual es imposible ser interferido; teniendo como única emisión una señal de radio muy débil e indetectable que corresponde a su radioaltímetro AHV-7. La segunda fase se inicia al llegar el misil a la posición prefijada, donde comienza a buscar su blanco mediante la activación del radar de guiado ADAC Mk1. Una vez detectado el blanco, el radar cambia de modo pasando a la etapa de adquisición o “enganche” quedando el barrido fijo. Según información proporcionada por Francia, los misiles AM-39 vendidos a Argentina tenían un ángulo de barrido inferior a los utilizados por Francia y a otros usuarios que pertenecían a la OTAN. Esto reducía en varios grados el ángulo de búsqueda del radar, pero no significaba ninguna ventaja al momento de tomar una medida para contrarrestarlo. Sin embargo era en ésta fase de guiado activo la más propicia para poder interferir al misil ya que una virtud del misil resultó ser su Talón de Aquiles.
Una de las características del Exocet es que si el radar detectaba una emisión electrónica destinado a interferirlo, éste se enganchaba sobre la emisión. De éste modo concluyeron los técnicos británicos que si se generaba una interferencia –en teoría- el misil podía desengancharse del blanco y desviarse hacia otra posición, ya que el radar volvería al modo búsqueda, abandonando el blanco previamente enganchado. Según los primeros análisis del ataque al Sheffield, aparentemente esto había sucedido con el segundo Exocet lanzado, el cual se habría desviado gracias a la interferencia producida por las distintas nubes de señuelos que lanzó el destructor Glasgow. Otro punto a considerar era que el misil estaba limitado a operar a una altitud máxima de vuelo de 30 metros, así y siempre en teoría si la interferencia se situaba por encima de esa altitud, el misil seguiría de largo ya que no tiene capacidad para ascender más allá de esa altitud.
Por la frecuencia y pulso del radar ADAC del Exocet, el interferidor ó jammer más adecuado y más rápido de conseguir se encontraba en la base aérea de Wyton desde donde operaba el Escuadrón 360 de evaluación y entrenamiento de guerra electrónica equipado con los bombarderos Canberra Mk.17 especialmente modificados para dicha misión. De uno de los ejemplares se procedió a desmontar un jammer, habiéndose decidido que se instalaría para su prueba en un helicóptero. En horas del mediodía del 6 de Mayo comenzó el montaje en un helicóptero Lynx, aunque por las dimensiones y peso hubiera sido preferible instalarlo en un Sea King, el Lynx tenía la ventaja de ser más maniobrable, poder operar desde cualquier unidad naval y de tener un tiempo de encendido mucho más rápido que el Sea King, ya que debía estar en el aire ante la primera señal de un ataque aéreo con Exocet. Este equipo era de mediados de los años 70’s, bastante rudimentario y primitivo, aunque había demostrado en muchas oportunidades ser bastante efectivo al momento de interferir radares. Instalado en la parte posterior de la cabina del Lynx, la antena receptora se instaló sobre la proa del helicóptero en tanto la antena emisora se montó sobre el soporte de armas izquierdo del helicóptero. En la cabina de los pilotos, el operador de sistemas sería el encargado de registrar las señales detectadas, verificarlas mediante un analizador de pulsos y de modo manual fijar la frecuencia del jammer y activarlo.
En horas de la tarde el helicóptero Lynx XZ722 código AM/472 asignado a la fragata HMS Andrómeda inició una serie de vuelos de prueba en la unidad de apoyo naval de Lee-on-Solent para verificar la posición de las antenas, la maniobrabilidad del helicóptero con el nuevo peso y las prestaciones en general. Aunque la historia oficial indica que éste Lynx recibió un MAD (detector de anomalías magnéticas) el 7 de Mayo, en realidad el equipo que recibió fue el jammer mencionado cuyo nombre clave fue “Hampton Mayfair”. Según distintos registros realizó múltiples vuelos entre Yeovilton y Lee-on-Solent. Para entonces ya en las afueras de Portsdown los ingenieros ingleses montaron un banco de pruebas con el radar ADAC de un misil AM-39 Exocet. La idea era verificar la validez del concepto, enfrentando así al Lynx con el Exocet.
Al día siguiente, el Lynx despegó hacia Portsdown, en dirección hacia el emplazamiento del Exocet, desde donde se simularía el lanzamiento y se activaría el radar del misil. Cuando se inició la secuencia prevista, el sistema de medidas de apoyo electrónico (ESM) del Lynx -conocido como “Orange Crop”- detectó la emisión. Se activó el nuevo equipo, se analizó la frecuencia, se fijó la misma y el jammer fue activado. El radar del misil al recibir la interferencia, modificó su modo de adquisición regresando al modo de búsqueda. El objetivo se había logrado. Ese mismo día se realizaron varias pruebas más lográndose similares resultados. Ahora sólo faltaba la prueba final.
El disparo de los Exocet
El 8 de Mayo se dispuso el lanzamiento de un misil MM-38 desde la fragata HMS Andrómeda en el campo de tiro de misiles de Aberporth (Gales). El blanco sería una plataforma flotante equipada con una serie de estructuras metálicas cuya función era incrementar la firma radar de la plataforma. Si todo funcionaba correctamente, el misil debía adquirir éste blanco pero desviarse debido a la acción del jammer montado en el Lynx. Se establecieron varios equipos y sistemas para analizar electrónicamente el lanzamiento. La cabeza de combate del misil fue eliminada por cuestiones de seguridad agregándose lastre para mantener el centro de gravedad del misil en vuelo. El Lynx se dirigió hacia las proximidades de la plataforma, posicionándose a un lateral de la misma y manteniendo unos 2.000 pies de altitud (600 metros).
El MM-38 fue disparado. Durante los primeros instantes y tal como estaba previsto no hubo ninguna indicación electrónica, hasta que llegó a la posición prefijada y se activó el radar. El ESM del Lynx detectó rápidamente la emisión y se inició el procedimiento previsto. El jammer entró en acción y el misil modificó su curso, abandonando el blanco inicialmente adquirido, dirigiéndose hacia la posición del helicóptero pasando por un lateral del mismo hasta caer al mar luego de agotado su combustible. La prueba había sido un éxito y a modo de validarla se dispuso otro lanzamiento para el día siguiente.
El 9 de Mayo nuevamente la HMS Andrómeda disparó un misil. En ésta oportunidad el Lynx se ubicó por encima de la plataforma manteniendo la altitud de 2.000 pies. La secuencia fue la misma, el radar adquirió la plataforma y con el accionamiento del jammer se desenganchó, pasando al modo búsqueda y adquiriendo la interferencia. Si bien el Exocet fue en perfecta línea recta hacia la misma, al estar ubicada por encima de su altitud operativa, simplemente pasó por debajo del helicóptero manteniendo su vuelo hasta agotarse el combustible de su propulsor. La medida “anti Exocet” ideada por los técnicos e ingenieros ingleses había resultado completamente válida y se dispuso el inmediato traslado del Lynx hacia las Malvinas. Al día siguiente, 10 de Mayo, el Lynx equipado con el jammer embarcó en la fragata HMS Andrómeda que se dirigió hacia la zona del conflicto donde arribo el 26 de Mayo, un día después que los Exocet cobraran su segunda víctima, el portacontenedores Atlantic Conveyor.
Acciones en Malvinas
El Lynx XZ-722 realizó su primera misión de vigilancia electrónica el 27 de Mayo. Las pruebas en el Reino Unido habían determinado que volando a unos 2.000 pies de altitud y unos 40 a 50 km por delante de la flota, el sistema “Orange Crop” permitiría detectar las emisiones del radar Agave de los Super Etendard con una antelación suficiente que le permitiera a la flota tomar las medidas necesarias frente a la inminencia de un ataque con misiles Exocet. Para entonces todos los sistemas ESM de la flota tenían perfectamente identificado al Agave, gracias a la información suministrada por Francia. “Handbrake” (freno de mano) fue el nombre clave asignado al Agave.
El 29 de Mayo un informe de inteligencia señala la posibilidad de un ataque de los Super Etendard. Aparentemente en la base aeronaval de Río Grande se habían observado aprestos en los Super Etendard como así la operación de un Fokker F-28 que normalmente transportaba los misiles Exocet entre ésta base y Espora. Por tal motivo se dispone una alerta especial y nuevamente el Lynx XZ-722 es desplegado en misión de vigilancia electrónica sin que ése día se registre ninguna novedad, aunque el requerimiento se mantiene al día siguiente.
El 30 de Mayo se produce finalmente el ataque y el Lynx vuelve al aire posicionado entre 40 y 50 km por delante del grupo de los portaaviones. En las primeras horas de la tarde, el sistema “Orange Crop” se activa y la emisión detectada se identifica como “Handbrake”. Al menos un par de emisiones del Agave de los Super Etendard es detectada, pero el Lynx se encuentra en una posición que no le permite ubicarse dentro del rango del alcance del jammer para interferir al Exocet. La aviación argentina ataca desde el Sur cuando la incursión se esperaba desde el Oeste.
Aún así el Lynx transmite la alerta que es corroborada por el centro de información de combate del portaaviones Hermes. Todo el grupo inglés tiene indicación de un inminente ataque con Exocet. Las nubes de chaff lanzadas por los sistemas Corvus comienzan a formarse a distinta altura, todos los sistemas de armas son activados y se inician diversas maniobras para afrontar el ataque. En esos momentos el último Exocet en poder de Argentina es lanzado, seguido de cerca por cuatro A-4C Skyhawk. El resto de la historia, aún está en debate, pero lo relatado hasta aquí demuestra el esfuerzo británico por cancelar una amenaza que no estaba en sus planes y que puedo haber modificado el curso del conflicto.
Claudio Caputti
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