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Extractos traducidos del libro "Special Forces´s Pilot" del Cnl (R) Richard Hutchings​ Parte 3

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por el forista TORDO79 (Zona Militar)

"....Después de unos minutos, el PMO ingresó a la sala transportando nuestro suministro de diamorfina, entregándome un envase con cincuenta ampollas. Directamente le entregué dos a cada uno: “Wiggy” y Pete. Cada uno de nosotros ató dos ampollas a la cuerda que tenía nuestras medallas de ID en el cuello para que estuvieran disponibles si eran necesarias. Puse el envase con las restantes cuarenta y cuatro ampollas en mi mochila y no mucho tiempo después, “Wings” (Comandante Aéreo) y el Capitán Lyn Middleton nos reunieron en la sala de instrucciones. El Capitán me dio instrucciones exactas de lo que tenía que hacer, y lo que es más importante, que no tenía que hacer. También me pidió que le enviara una tarjeta postal si era posible, para decirle que estábamos vivos y bien… en algún lugar.

Deseándonos buena suerte, el Capitán y “Wings” salieron de la sala de instrucciones, para ser reemplazados por Nigel y Pete Rainey, los dos ofreciendo consejo seguro sobre los aspectos de la tarea. Después de que Nigel y Pete salieron de la sala, le entregué a Bill mis últimas cartas para mi familia.

“Dios quiera que nunca las lean”, dijo Bill con gran sinceridad y algo de emoción. “Amén para eso”, respondí.


Luego de un almuerzo temprano, llegó el momento de despedirse del Hermes por última vez y volar una corta distancia al Invincible. Cargué mi mochila y la bolsa de navegación al helicóptero, pero para esta última partida desde el Hermes no estaría piloteando el helicóptero. En cambio, tres de nosotros, juntos con el equipo de fuerzas especiales, “Radar” y un pequeño grupo de mantenimiento, fuimos como pasajeros en dos Sea Kings. El propósito del segundo helicóptero era doble: uno de repuesto en caso de que “Victor Charlie” quedara fuera de servicio y, después de nuestra partida desde el Invincible, volver con “Radar” y su equipo de mantenimiento al Hermes. Me recosté en el asiento para “capturar” todo lo que pasaba a mi alrededor. A medida que el helicóptero se elevaba de su sitio y hacía la transición alejándose del Hermes, me di cuenta con algún estremecimiento de que dejaba por última vez el barco que había sido mi hogar durante las últimas siete semanas.


HMS Invincible
Se sentía raro aterrizar en el HMS Invincible como pasajero en aquella tarde soleada de lunes. Como piloto, nunca había sido un buen pasajero y hoy no era la excepción, así que me sentí aliviado de estar fuera de la parte de atrás de la nave y sobre la cubierta.


Observaba, mientras, a quienes manejaban las naves del Invincible cómo maniobraban a “Victor Charlie” en el “verde”, a popa de la isla. Se había decidido no plegar las paletas del rotor, sino dejarlas extendidas. Con los recuerdos recientes de la operación en Isla de Borbón (Pebble Island) y la demora de noventa minutos causada por los fuertes vientos, no podíamos afrontar el riesgo de una recurrencia. El helicóptero de repuesto, con los rotores plegados, fue movido a una posición a popa, como para estar inmediatamente disponible en caso de cualquier problema con mi helicóptero. Comparado con el envejecido, oxidado y gastado por la guerra Hermes, el Invincible mostró pocos signos de situaciones de peligro. El barco parecía notablemente nuevo, tanto que me quedé pensando si había estado participando en la misma guerra. Mi observación no era en modo alguno, crítica del Invincible, pero sirvió para hacer una distinción entre la apariencia de dos buques portaaviones en los extremos opuestos de sus respectivas vidas.


Por haberme embarcado en el Invincible y el HMS Illustrious en el pasado, cuando habían sido configurados en el rol de LPH (Landing Platform Helicopter) Plataforma de Aterrizaje de Helicóptero ], operando en apoyo de ejercicios anfibios, estaba familiarizado con el diseño del buque. Con excepción de “Radar” y su equipo, el resto del grupo rápidamente encontró el camino hacia la sala de instrucciones de la tripulación.


Mientras tanto,” Radar” y los de mantenimiento se establecieron en la Oficina de Línea antes de ocuparse en llevar a cabo las modificaciones a “Victor Charlie” en preparación para nuestra misión. La sala de instrucciones era más grande que la que yo estaba acostumbrado en el Hermes, pero el Hermes tenía dos salas de instrucciones de la tripulación y el Invincible, solo una. “Wiggy”, Pete y yo nos encontramos en un área hacia la parte trasera de la sala, y seguimos con nuestra planificación y deliberaciones.


El Capitán “A” y su equipo ocuparon un área a la derecha en el frente de la sala. Estábamos lo suficientemente separados como para no molestarnos, aunque lo suficientemente cerca para poder escuchar las discusiones de los otros.


La sala de instrucciones era compartida por el grupo del Harrier embarcado, el Escuadrón 801 y los “Percutores del sonar”, el escuadrón 820. El oficial de servicio de la tripulación del Sea King ese día ere el príncipe Andrés. Habíamos servido juntos en RNAS Culdrose durante 1980 cuando “H”, como le gustaba que lo llamaran, asistía al curso básico de helicópteros con el escuadrón 705 y yo asistía al curso de conversión del Sea King con el escuadrón 706. “H” entró a la sala después de que nosotros habíamos estado allí solamente unos minutos. En cuanto me vio, sonrío al reconocerme y nos explicó que era el oficial a cargo y que haría todo lo posible para poder facilitarnos nuestra breve estadía; solamente le teníamos que informar cuáles eran nuestras necesidades y el haría los arreglos necesarios. 


Su ofrecimiento de asistencia se puso a prueba en varias ocasiones durante la tarde y la noche, y las provisiones fueron entregadas sin problemas según lo prometido. Sin embargo, en más de una ocasión, “Radar” lo invitó a salir de la sala de instrucciones durante períodos en los que estábamos tratando aspectos de la operación – ¡el principio de la “necesidad de saber” se aplicaba incluso al segundo en la línea de sucesión al trono (en ese momento)! Cada vez que “H” dejaba la sala algo disgustado, ¡las posibilidades de “Radar” de obtener un Rango de caballero disminuían!

No fue mucho después que el Capitán del Invincible, Jeremy Black, nos reunió a “Wings”, “Dusty” Milner y yo. Yo conocía a “Dusty” de mis tiempos en Yeovilton. Durante mi curso del SAS en Hereford el año anterior, “Dusty” había sido el “rostro amigable” que me iba a decir que la fase de interrogación del entrenamiento había terminado. Una vez que completó su tiempo en Yeovilton, fue designado en el Invincible como Comandante Aéreo. Él sería el segundo rostro amigable que iba a reconocer a bordo y volver a verlo fue muy bienvenido. El Capitán se presentó, no es que necesitara ninguna presentación, y pasó un largo tiempo sentado junto a mí conversando de aspectos de la operación. 


Su presencia fue reconfortante. Inmediatamente me compró con su calidez y capacidad para ponernos a todos en una sensación de total comodidad. Me sentí halagado de que estuviera dispuesto a dedicarle tanto de su valioso tiempo a un oficial junior. Yo era, por supuesto, conocedor de la importancia de mi misión y me di cuenta de que Jeremy Black tendría, en consecuencia, interés, pero sentí que la dedicación que tuvo al brindar su consejo tranquilizador, su acercamiento relajado y capacidad para comunicarse en términos de igual al igual, fueron indicadores de la calidad destacada de su liderazgo inspirador. Durante las horas que hablamos, comencé a apreciar que por debajo de la fachada de profesionalismo fácil, había oculto un sentido del humor malicioso. En una cantidad de ocasiones, esto salió a la luz y siempre fue apropiado para el momento. 

Algunos años después, lo iba a volver a encontrar al entonces Almirante Sir Jeremy Black cuando era el Comandante en Jefe de la Marina y Second Sea Lord . Era entendible que quisiera saber acerca del resultado de mi misión. A pesar de las restricciones que tuve por la regla de secreto rigurosa de “treinta años”, no dudé en hacerle una narración completa de la operación. Con excepción del fallecido Lord Lewin, dos miembros del Grupo de Operaciones Especiales (SOG) y los dos oficiales del MoD que formalmente me interrogaron, al momento de escribir este libro, no había compartido este conocimiento con ninguna otra persona.

Temprano por la noche, el Capitán salió de la sala y “Wiggy”, Pete y yo decidimos que era hora de cenar. Después de una buena comida, lo suficiente como para mantenerme más de un día, volví a la sala de instrucciones para completar los preparativos finales de la operación.


Mientras tanto, “Radar” y su equipo habían terminado las modificaciones a “Victor Charlie” y estaban dando los toques finales al papelerío. No mucho después de la llegada del Capitán “A” y su equipo en el Hermes, fueron pesados, junto con sus equipos, para establecer el peso total a transportar en el helicóptero. El Invincible está en proceso de desplazarse a posición de partida lo máximo que el Capitán se atreviera hacia el oeste, para reducir al mínimo la distancia a volar hasta la costa argentina, dejando así la mayor cantidad posible de combustible para usar mientras sobrevolara Argentina y en menor grado, Chile. 

Sin embargo, se requeriría combustible completo para la misión. La combinación de combustible completo y pesada carga pondría al helicóptero bien por encima de la MAUM (Maximum All Up Mass) [Masa Máxima para una Aeronave] en la partida. Un Sea King nunca había volado con ese peso antes y no había manera de saber como se comportaría la nave mientras estaba tan cargada; necesitábamos una guía. Con este fin, el día anterior, Bill pidió consejo al Centro de Pruebas de Vuelo en AAEE Boscombe Down, en Wiltshire, a través del teléfono vía satélite. El consejo de los pilotos de prueba fue: despegar con el viento de proa con la máxima fuerza posible, evitando el viento desde el costado de estribor – control del rotor de cola, usar las revoluciones y torque del rotor transitorio al máximo necesario, mantener la velocidad relativa por debajo de 75kts inicialmente y mantener el ángulo de inclinación por debajo de 20o durante las dos primeras horas de vuelo, después de lo cual, el helicóptero estaría en MAUM. 

Para quitar el peso innecesario y evitar la destrucción del helicóptero lo más posible, el equipo no necesario para la misión había sido retirado por ahora, incluyendo el montacargas, el engranaje de flotación, la SACRU (Semiautomatic Cargo Release Unit) [Unidad de Liberación de Carga Semiautomática ], la manga de carga, prueba de sonido, balsa salvavidas, montajes GPMG, el deflector FOD, los matafuegos, la mayoría de los asientos de la tripulación y parte de la electrónica del avión – en total un ahorro de peso en la nave de 800 lb. Algunos relatos de la misión que se publicaron, incluyendo el que escribió Nigel West, dicen que el helicóptero fue acondicionado con tanques de combustible “de largo alcance” adicionales, No fue este el caso.

Estaba entretenido y meditabundo al saber que, aunque se me pedía que ingresara el helicóptero en el formulario 700 del MoD, un prerrequisito estándar para volar una aeronave militar, nadie estaba preparado para darme una autorización por escrito de la misión de combate. La explicación que me dieron para esta situación única fue que la autorización para un vuelo desde un buque es intrínseca de la aprobación del capitán para partir. Este fue y sigue siendo el caso, pero el propósito de la autorización por escrito del escuadrón es un registro escrito del alcance exacto de la misión de combate, de cualquier restricción y del reconocimiento del Capitán de la aeronave. La anomalía hasta el día de hoy, es que el escuadrón 846 no tiene registro por escrito de la autorización de mi misión de combate. Imagino que debe de haber habido una, que por necesidad, había sido clasificada como “ Top Secret”.


(NOTA: en la página 141 del libro se reproduce un facsímil de la página del Formulario 700 del ModD.)


A medida que avanzaba la noche, el capitán “A” me entregó dinero en moneda argentina, chilena y estadounidense para poder proveerme en caso de situaciones inesperadas. Mientras contaba las decenas de miles de pesos y dólares, se me ocurrió que sería prudente llevar una pequeña cantidad de libras esterlinas además de mi parte de efectivo. Para entonces, Jeremy Black se había reunido con nosotros nuevamente e hizo una llamada telefónica solicitando al Oficial de Suministros del buque que se reuniera con nosotros en la sala de instrucciones. Después de unos minutos, el Comandante, un poco asombrado, ingresó en la sala queriendo saber por qué diablos se necesitaría un “Pusser” (en la jerga, el oficial de suministros) en una sala de instrucciones de tripulación aérea. Jeremy Black explicó que nosotros tres, miembros de la tripulación, necesitábamos algunas libras esterlinas para ayuda durante unos días. Después de pensarlo cuidadosamente, decidimos que serían £40 para cada uno. No parecía mucho, pero contando la inflación compuesta, hoy en día sería el equivalente a más de £100.


Después de unos minutos, el Oficial de Suministros regresó con el dinero. Mientras que no era necesario contabilizar la moneda extranjera, las libras, por el contrario, tenían que ser contabilizadas; yo estaba desconcertado. Necesitaba unas libras para proveerme en caso de contingencias operativas, ¡no para juntar fondos para una juerga en Londres! De hecho, tal como resultó, fue necesario para pagar ciertas necesidades, como se hará evidente en un capítulo posterior.


También mencioné a Jeremy Black que mi español era bastante rústico y que le agradecería que me diera un libro con frases en español o si podía encontrar un diccionario inglés/español en el buque.- El Capitán hizo otra llamada, el Oficial de Educación del buque apareció debidamente en la sala unos minutos después y fue invitado a buscar en el buque los libros mencionados anteriormente. Imaginen nuestra sorpresa cuando unos minutos más tarde, escuchamos por todo el buque el silbato del contramestre: “Alguien que tenga un libro de frases en español o un diccionario, por favor, entrégueselo al oficial de educación”. Jeremy Black y yo nos miramos uno al otro en total descrédito y horror. ::)eek:...)

 
“Al diablo con el secreto”, murmuró un Capitán claramente alarmado. Pasaron varios minutos antes de que un Oficial de Educación con aspecto tímido, ingresara a la sala con los obsequios de dos libros de frases en español, amablemente donados por miembros de la compañía del buque. Nunca supe hasta hoy quién entregó los libros, pero si ellos alguna vez leen este relato, entonces me gustaría agradecerles – fueron útiles en verdad.


En total, “Wiggy”, Pete y yo pasamos la mejor parte de las diez horas en el Invincible, una buena parte en la sala de reuniones, con una salida ocasional al casino de oficiales o la cubierta de vuelo para ver como “Radar” y los de mantenimiento seguían con su tarea. Fue durante los períodos en la sala de reuniones que me convertí en testigo de algunas de las discusiones dentro del equipo de Fuerzas Especiales. Estaba claro que había desacuerdo entre ellos con respecto a las acciones a seguir en ciertas circunstancias; en un momento, el Capitán “A” salió intempestivamente de la sala luego de un altercado con una miembro compañero del equipo.


El SAS y el SBS tienen una estructura de rangos clara como todos los elementos de la Fuerzas Armadas, sin embargo, los equipos tratan de planificar sus misiones a través del consenso en lugar de la deferencia esclavista y el liderazgo autoritario. A medida que pasaba el tiempo, se hacía evidente que había cierta incomodidad dentro del equipo acerca de aspectos de la misión. El equipo comprendía un oficial y ocho integrantes de varios rangos, incluyendo tres NCO experimentados, uno de ellos un Royal Marine del SBS. En total, un grupo talentoso. El Capitán “A” era un oficial del SAS no convencional en cierto modo, popular entre sus hombres. Su segundo en el mando era un SNCO escocés, un veterano habituado del SAS que se había endurecido con la lucha, tenaz y resolutivo. Al haber escuchado una serie de desacuerdos desde dentro del equipo, que me causaron preocupación, sentí que antes de partir, tenía que compartir mis observaciones con el capitán con respecto a la evidente intranquilidad. Mientras salía de la sala de instrucciones para ir caminado a la cubierta de vuelo, no pude evitar pensar que la operación estaba destinada a tener un resultado no auspicioso..."

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