A casi 30 años de sucedido el conflicto por las Islas Malvinas, iniciamos con éste artículo una serie de notas referidas a la gesta de Malvinas, en especial aquellas que son muy pocos conocidas y en éste caso la particular participación de los Fokker F-27 durante el citado conflicto, algo que lamentablemente ha quedado bastante en el olvido y que en muchos casos es totalmente desconocida. Que la disfruten.
Los Fokker F-27 durante la Guerra por Malvinas
Para Interdefensa por
Claudio Caputti
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Claudio Caputti
La relación entre el F-27 y Malvinas no es circunstancial ni limitada al conflicto de 1982 por cuanto se remonta al 15 de Noviembre de 1971, fecha en que el T-43 aterriza por primera vez en una pista de aluminio de solamente 720 metros de longitud instalada en cabo San Felipe iniciando así las operaciones comerciales de LADE entre Puerto Stanley y Comodoro Rivadavia. Así de modo semanal los F-27 volaron hasta las islas por más de siete años hasta que en 1978, con la inauguración del nuevo aeropuerto, los Fokker F-28 se hicieron cargo de la ruta. Hasta ése momento los F-27 acumularon 2.709 horas de vuelo uniendo los 925 km que separaban al aeropuerto de Comodoro Rivadavia. Pero además de los vuelos de LADE, al F-27 le tocó realizar una misión muy particular sobre Malvinas el 15 de Octubre de 1976. Ese día un F-27 voló hacia las Islas a requerimiento del gobierno malvinense para tratar de localizar un DHC-2 Beaver que operaba en las islas y que se había perdido. La tripulación del F-27 de la FAA logró ubicar la aeronave cerca de Goose Green e informó a las autoridades de las islas la posición del avión accidentado. Así el F-27 cumplía su primera misión de búsqueda y rescate sobre las Malvinas unos 6 años antes de iniciarse el conflicto.
Para 1982 la FAA alineaba una docena de Fokker F-27 repartidos en la I Brigada Aérea de El Palomar y en la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia. Este último escuadrón se había activado en Enero de 1982 y ello en realidad respondía más a las necesidades de LADE y de las operaciones antárticas que a la eventualidad de un conflicto por cuanto tal como sucedió con muchas unidades aéreas, el desembarco a las islas el 2 de Abril los tomó por sorpresa, aunque aparentemente un F-27 participó durante la operación de desembarco realizando misiones de patrullaje, búsqueda y salvamento.
Como transporte medio el F-27 tiene capacidad de carga hasta 6 toneladas, además de poder transportar tropas e incluso realizar el lanzamiento de paracaidistas, sin embargo el desarrollo de los acontecimientos obligó a la FAA a asignarlos casi exclusivamente a misiones de reconocimiento y exploración dado la extensión del litoral marítimo a cubrir y la escasez de aeronaves adecuadas para tal fin. La existencia del radar meteorológico Bendix RDR-1400 en los F-27 fue determinante para tal decisión, por cuanto se trata de un radar de meteorología y navegación con muy buen desempeño sobre el mar, especialmente para misiones de búsqueda y rescate. Así dentro de la organización realizada por la FAA para el teatro de operaciones del Atlántico Sur, se creó el GERA 1 ó Grupo de Exploración y Reconocimiento Aéreo 1) cuya base sería la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia y al cual inicialmente se le asignaron tres F-27. Las responsabilidades de éste grupo se extendían hasta las 300NM de la costa (555 km) desde el paralelo 39 hasta el 56, o sea desde Bahía Blanca hasta el sur de Tierra del Fuego, un escenario enorme tanto para las capacidades de la FAA como de la Armada, mucho más considerando que los F-27 cuentan con una autonomía máxima de 3,5 a 4,5 horas, hecho que los llevó a realizar misiones que partían desde un base aérea, se reaprovisionaban en otra y luego regresaban a la base original o a otra según la cuadrícula de búsqueda asignada. Es por ello que todas las operaciones tenían como la base más austral a Comodoro Rivadavia y la más situada al norte a Cdte. Espora, realizando operaciones intermedias en Trelew y Viedma.
Aunque los combates se iniciaron el 1º de Mayo, las misiones de exploración y reconocimiento aéreo (ERA) comenzaron al día siguiente y se extenderían hasta el 14 de Junio. Fue así que durante 44 días seguidos los F-27 realizaron en promedio 6 misiones diarias, siendo uno de los sistemas de armas que mayor participación tuvo en el conflicto, sea por la cantidad de aeronaves involucradas, la cantidad de misiones efectivamente ejecutadas y la cantidad de horas voladas. Aunque no hay coincidencia entre distintos registros, algunos hablan de 309 y otros de 275 misiones. Una cifra más que importante.
Aunque los combates se iniciaron el 1º de Mayo, las misiones de exploración y reconocimiento aéreo (ERA) comenzaron al día siguiente y se extenderían hasta el 14 de Junio. Fue así que durante 44 días seguidos los F-27 realizaron en promedio 6 misiones diarias, siendo uno de los sistemas de armas que mayor participación tuvo en el conflicto, sea por la cantidad de aeronaves involucradas, la cantidad de misiones efectivamente ejecutadas y la cantidad de horas voladas. Aunque no hay coincidencia entre distintos registros, algunos hablan de 309 y otros de 275 misiones. Una cifra más que importante.
La primera de esas misiones estuvo a cargo del TC-78 que con el indicativo “Titán” -que sería característico junto con el indicativo “Bolsa” de éstas misiones para los F-27- que despegó desde la base aeronaval Cdte. Espora a las 08:00 del 2 de Mayo, seguido una hora más tarde por el “Titan I” (T-43) desde Trelew y posteriormente el T-44 (Bolsa) desde Cdro. Rivadavia. Ese día se ejecutaron 6 misiones extendiéndose la búsqueda hasta las 21:15 horas. Complementariamente tres Cessna Citation 500 civiles realizaron similares misiones de exploración y reconocimiento. En los registros de las operaciones se observa que para el 11 de Mayo se sumó un cuarto F-27, así los cuatro ejemplares realizaban regularmente dos misiones diarias cada uno con una duración promedio de 3 a 3,5 horas. Considerando la extensión que debían patrullar y la intensidad de las operaciones ello supuso un muy importante desgaste de medios como de tripulaciones, pero la tarea de los grupos técnicos fue excelente y así entre el 2 de Mayo hasta el 14 de Junio inclusive, siempre hubo cuatro F-27 disponibles para las misiones de exploración, observándose para el 10 de Junio la incorporación de un quinto ejemplar.
Pero como ya se mencionó, los F-27 no estaban solos en éstas misiones de exploración, ya que día a día se sumaban otras tantas misiones realizadas con TS-60 Aeroestar, Cessna Citation 500, Lear Jet, Twin Otter, Pucará e incluso hasta el Guaraní II (T-119) que se incorporó a ésta actividad a partir del 22 de Mayo y que registró al menos cuatro misiones de exploración y reconocimiento. Inéditamente también un BAC Canberra (B-101) también estuvo asignado a algunas misiones de éste tipo, al igual que un Dagger. En tanto para las misiones de mayor alcance (exploración lejana) estaban los Boeing 707 a los que luego se sumaron los C-130. Así por día solamente la FAA ejecutaba más de 20 misiones de exploración naval a las que debe sumarse las realizadas por arte de la Armada empleando los Beech B200, S-2E Tracker y Embraer Emb-111.
Una detección histórica
Una detección histórica
Al cuatro día de iniciadas las operaciones, el 6 de Mayo, el T-43 despegó desde Espora cerca de las 9:00 horas para realizar una misión de exploración y reconocimiento con el indicativo “Titán”, misión que tenía la particularidad de dar apoyo al portaaviones 25 de Mayo que regresaba a Puerto Belgrano escoltado por los destructores Santísima Trinidad y Hércules. A los mandos del T-43 se encontraban los capitanes Filippi y Mirgone quienes a la altura de la desembocadura del Río Colorado detectaron la presencia de un submarino semisumergido, razón por la cual descendieron a muy baja altitud para poder observar el mismo y tratar de identificarlo. Por las características observadas no dudaron que se trataba de un submarino nuclear inglés, que en ése momento estaba posicionado a unos 55 km por detrás del portaaviones 25 de Mayo siguiendo un curso Norte (similar curso del 25 de Mayo) y a unos 200 km de la costa. El T-43 sobrevoló al menos en dos oportunidades al submarino y se informó de la novedad precisamente al portaaviones argentino con la esperanza que algún medio aéreo de la dotación de éste despegara para localizar al submarino. Sin embargo no se recibió ninguna respuesta desde el portaaviones, aunque éste sí finalmente lanzó un Sea King el cual no logró detectar nada.
El T-43 aterrizó en Viedma cerca de las 13 hrs. y unos 50 minutos después ya se encontraba nuevamente en el aire pero cubriendo una nueva grilla de exploración. A las 18 hrs. la misión concluyó con el aterrizaje del T-43 en Espora. Una vez allí ambos capitanes fueron entrevistados por personal de la Armada que les mencionó que el submarino avistado era uno propio que había partido desde Puerto Belgrano (ARA Salta). Sin embargo ambos tripulantes indicaron claramente que ése submarino había sido avistado cerca de Puerto Belgrano y que navegaba en superficie, en tanto el observado con posterioridad llevaba otro curso, era de mayor tamaño e incluso color.
La Armada finalmente clasificó el avistaje del T-43 como certero, estimándose que se trataba de un submarino nuclear clase Swiftsure, aunque consideraron que la tripulación del T-43 no estaba calificada ni entrenada para el reconocimiento de submarinos. Lo cierto es que más allá de la opinión de la Armada, un Sea King debió despegar desde el portaaviones, al submarino Salta se lo hizo regresar a puerto y un S-2E Tracker por la tarde realizó el lanzamiento de sonoboyas para tratar de localizar al submarino, del cual no hubo más noticias. Todo ello deja en claro que la detección e identificación del T-43 fue adecuada y valedera, aún cuando no era personal especializado en identificación de barcops o submarinos
Otra misión
El 24 de Mayo cerca del mediodía la escuadrilla Oro integrada por el capitán Díaz, mayor Luis Puga y el teniente Castillo fue interceptada al Norte de Malvinas y los tres Dagger derribados. El mayor Puga logró eyectarse y llegó a nado hasta las costas de la isla Borbón, donde se encontraba la base aeronaval Calderón. La FAA consideró su evacuación y para ello montó una operación integrada por un Twin Otter y un F-27 que funcionaría como enlace. El 28 de Mayo se realizó el intento pero no se puedo establecer contacto con la base aeronaval y la misión volvió a repetirse el día siguiente concretándose la evacuación de pilotos de la FAA como de la Armada y aunque el F-27 no pudo establecer contacto con el Twin Otter, se mantuvo en su posición a pesar del riego que ello implicaba.
Otra misión
El 24 de Mayo cerca del mediodía la escuadrilla Oro integrada por el capitán Díaz, mayor Luis Puga y el teniente Castillo fue interceptada al Norte de Malvinas y los tres Dagger derribados. El mayor Puga logró eyectarse y llegó a nado hasta las costas de la isla Borbón, donde se encontraba la base aeronaval Calderón. La FAA consideró su evacuación y para ello montó una operación integrada por un Twin Otter y un F-27 que funcionaría como enlace. El 28 de Mayo se realizó el intento pero no se puedo establecer contacto con la base aeronaval y la misión volvió a repetirse el día siguiente concretándose la evacuación de pilotos de la FAA como de la Armada y aunque el F-27 no pudo establecer contacto con el Twin Otter, se mantuvo en su posición a pesar del riego que ello implicaba.
Conclusiones
Hoy los F-27 ya acumulan 43 años de servicio en la FAA. Mucho se habló de su reemplazo pero de la media docena de intentos que hubo ninguno se concretó y la implementación del programa MATE no deja dudas que seguirá un buen tiempo más en servicio. Su intenso uso durante el conflicto como aeronave de vigilancia y exploración naval no puede olvidarse ni pasar desapercibido. Aunque todo indica que así ha sucedido ya que ni la Armada ni la FAA se han equipado con una aeronave tecnológicamente adecuada para realizar éste tipo de misiones y en un número mínimamente adecuado considerando la experiencia de Malvinas. Si bien por cuestiones presupuestarias ninguna de éstas fuerzas puede darse el lujo de contar con 6 u 8 patrulleros, pero hoy existen distintas opciones donde una aeronave puede convertirse en pocas horas de transporte a patrullero o viceversa según las necesidades, tal como es el caso de los HC-144 (CN-235MP) del US Coast Guard.
Pero también es cierto que la vigilancia naval en nuestro país está muy difusa a nivel responsabilidades y medios. Durante el conflicto el peso de las operaciones de patrullaje costero y exploración lejana recayó principalmente en la FAA, una fuerza “no natural” para éste tipo de misiones y donde el F-27 asumió un rol también “no natural ni previsto” ejecutando más de dos centenares de misiones y convirtiéndose en el modelo que más horas voló en vigilancia naval.
Lamentablemente otra enseñanza de la guerra que ha caído en el olvido.
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